Domingo de Pascua- 20 de abril de 2025- Domingo de Pascua
Isaías 25:6-9 ; Salmo 114; 1 Corinthians 5:6b-8; Lucas 24:13-49
Buenos días. Permítanme comenzar compartiendo tres maneras de explicar la resurrección de Jesús. Una es que cuando descendieron, el cuerpo aún estaba vivo y se lo llevaron a Egipto. Otra es que los discípulos robaron el cuerpo. Y otra es que Jesús resucitó. En estas tres versiones, el mensaje es el mismo: Jesús vive y la lucha continúa.
Y, por otro lado, permítanme dejar claro algo que me preocupa enormemente. Durante la Pascua se presentan unas imágenes que no son relevantes al ministerio profético de Jesús. Jesús no es un conejo; Jesús no es un huevo; Jesús es el Cristo Liberador, el Cristo resucitado. Existen unos grupos y/o personas que han pretendido con su manera de recordar la Pascua el secuestrar a Jesús y darle religión al pueblo como un opio para que no piense y no se libere. Nos presentan a un Jesús crucificado. Es por esto por lo que estamos gritando a toda voz, ¡Aleluya el Señor resucito!; Jesús vive y la lucha sigue.
En este contexto dialoguemos sobre unas realidades bíblicas dentro del contexto de Lucas 24:13-49. Por un lado, la vida puede ser dura a veces, y tod@s sabemos lo que es que nuestras esperanzas se derrumben y nuestros sueños sean devastados. La pérdida de empleo, un divorcio o una enfermedad son solo algunas de las cosas que pueden arruinar nuestras vidas.
Es por esto que en la reflexión de hoy argumentaré lo que Pablo escribió en Romanos 5:3-5: que podemos alegrarnos en nuestros sufrimientos porque somos un pueblo de esperanza.
En el evangelio de hoy en Lucas 24:13-39 aprendemos que nunca andaremos solos o solas. Jesucristo se encuentra a menudo en los lugares más imposibles y en los momentos más inesperados. El escritor del evangelio Lucas nos cuenta la historia de dos de esas personas. Se habían convertido en devotos seguidores de Jesús creyendo que Él era su Mesías largamente esperado, el rey que finalmente liberaría al pueblo de Dios.
Pero las cosas parecen haber ido mal, muy mal de hecho, porque lejos de derrocar a las fuerzas del Imperio de Roma, Jesús había sido brutalmente ejecutado, demostrando así que tanto Él como ellos habían sido engañad@s. Y como resultado, se encontraron dirigiéndose hacia el pueblo de Emaús, a unas siete millas de la ciudad, donde sus esperanzas se habían desvanecido como la niebla de la mañana.
Pero resultó ser un viaje que cambió sus vidas porque mientras conversaban, un extraño se les unió y les explicó que lejos de ser inesperado, la muerte de Jesús estaba anunciada desde hace mucho tiempo. Pero Él no solo es nuestra guía para el mañana y nuestro boleto para el mañana, sino también nuestro compañero en el camino de la vida a través del desierto de la confusión. ¿Alguna vez has sentido que estás completamente sol@ o que te ha cubierto la soledad? o ¿has mirado una de estas escenas callejeras de una gran ciudad con gente caminando hombro con hombro moviéndose como un río de humanidad? Jesús te esta mirando.
¿Cuál es el Mensaje Principal de Jesús en este Evangelio? Primeramente, que Jesús vive y la lucha sigue. La imagen de Jesús acompañándonos en momentos oscuros es profundamente conmovedora y significativa. Pero a la misma vez como los dos discípulos, hay personas que no puedo ver, o no quieren ver; ¿por qué no? Esta es la pregunta; ¿Deberíamos los cristianos participar activamente en la lucha contra un régimen y sistema opresor e injusto, o deberíamos limitarnos a observar y no hacer nada? En este candente debate, tanto aquell@s que han optado por mirar hacia otro lado, mientras sus hermanas y hermanos son pisoteados, como aquell@s que han cometido la opresión y la injusticia, han tendido a citar varias escrituras bíblicas para apoyar sus opiniones justificarse. Este es el pecado de la indiferencia.
La Biblia denuncia la violencia y opresión, y llama al pueblo de Dios a luchar por justicia y misericordia para todos. No fuimos llamad@s a solo contemplar este mundo, fuimos llamam@s a contemplarlo y a cambiarlo. En el discipulado de Jesús no hay espacio para una neutralidad que se compromete con la opresión. ¿Puedes ver lo que Jesús está mirando?
Al comienzo de su ministerio, Jesús se puso de pie en la sinagoga de Nazaret y declaró que en él se cumplían estas palabras de Isaías: El Espíritu de Dios está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a las personas pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a las personas cautivas y dar vista a las personas ciegas, a poner en libertad a las personas oprimidas, a proclamar el año del favor de Dios. (Lucas 4:17). ¿Puedes ver lo que Jesús está mirando?
Jesús demostró que liberar a los cautivos y aliviar a los pobres y oprimidos era esencial en su misión divina. Su último acto de liberación fue su muerte sustitutiva y resurrección victoriosa, que liberó a su pueblo de la esclavitud del pecado y la muerte. Su ejecución fue el resultado de no ser neutral sino más bien tomar posición en favor de quienes estaban viviendo en opresión, explotación y exclusión. Es por esto que en sus enseñanzas y su ejemplo nos muestra que la proclamación de las buenas nuevas de su obra salvadora debe ir acompañada de actos tangibles de amor, servicio y misericordia hacia nuestro prójimo, nuestra prójima, si se quiere que el mensaje del evangelio sea reconocido en todo su poder.
Si solo somos una iglesia que mantiene a las personas en su opresión y explotación entonces le hemos fallado al proyecto de liberación salvífica de Jesús, porque le estamos dando opio al pueblo para que no se libere. ¿Puedes ver a Jesús? A lo largo de su ministerio, el ejemplo de Jesús reveló el corazón de Dios por las personas despreciadas, débiles, abusadas y vulnerables ¿Puedes ver lo que Jesús está mirando?
Al predicar la liberación del pecado en Cristo, debemos también aplicar su obra redentora a los males del mundo. De lo contrario, somos como la persona a la que se refiere Santiago en su epístola: “y si algun@ de ustedes dicen: ‘Vayan en paz, calentaos y saciaos’, sin darles las cosas necesarias para el cuerpo, ¿de qué sirve eso? ” (Santiago 2:16).
Sin considerar lo físico y espiritual de la redención, los cristianos tendrán una visión incompleta de la misión de Jesús. ¿Puedes ver lo que Jesús está mirando?
Tenemos que buscar maneras para que la Iglesia sea un Termostato, no un Termómetro. Nuestro querido Rev. Martin Luther King, Jr., nos sigue diciendo: Hubo un tiempo en que la iglesia era muy poderosa, en el tiempo en que l@s primer@s cristian@s se regocijaban al ser consideradas personas dignas de sufrir por lo que creían. La iglesia no solo medía la opinión popular, sino que actuaba como termostato transformando la sociedad. ¡Todo el pueblo de Dios está llamado al oficio profético de ser termostatos! Aquí es cuando podemos ver al Jesús resucitado y también podemos ver lo que Jesús está mirando. Amén y Ashe.
Puedes ver esta reflexión en Youtube.
También puedes leer todos los sermones del Padre Luis Barrios en la sección de Sermones.