Isaías 11:1-10; Salmo 146:4-9; Santiago 5:7-10; Mateo 11:2-11

Tercer Domingo de Adviento- 14 diciembre de 2025

Introducción: El significado del rosado en la liturgia de hoy es símbolo de alegría para un pueblo cansado.La tradición del rosado recuerda que la espera no es solo sacrificio; también es gozo confiado. En contextos como Puerto Rico—cansado por la austeridad, la colonia, la injusticia, el desplazamiento—el Domingo Gaudete encendemos la vela rosada proclamado: “En medio de la opresión, Dios ya está encendiendo una alegría que el imperio no puede apagar.”

En el Evangelio de hoy en Mateo 11: 2-11, Juan el Bautista, el profeta que gritó en el desierto, ahora está en una cárcel. El que encendió un movimiento liberador está encerrado por denunciar al poder. Desde esa celda, nacida del miedo del imperio, surge una pregunta quebrantada pero honesta: “¿Eres tú el que había de venir, o esperamos a otra persona.”

Esa es la pregunta de todos los pueblos oprimidos. La pregunta de las comunidades que luchan contra juntas fiscales, gobiernos que no escuchan, iglesias domesticadas, pobreza fabricada, violencia estructural. Esa es la pregunta del trabajador o trabajadora explotada, de la mujer violentada, de la persona migrante invisibilizada, de quien ya no puede esperar más.

1. Juan pregunta desde la cárcel — la duda es el inicio de la liberación

Juan no duda porque perdió la fe. Duda porque la fe real pregunta, protesta, reclama, exige señales, especialmente cuando las prisiones del sistema se cierran.

Juan pregunta lo que muchas personas en Puerto Rico, muy en particular en Vieques,  preguntan hoy: Si Cristo está, ¿por qué nos siguen apretando el cuello? ¿Por qué las personas pobres siguen siendo despojadas? ¿Por qué la justicia parece retrasada?

La duda no es cobardía. La duda es un acto radical cuando nace en quienes han sufrido por causa del Reino-Comunidad. Reino-Comunidad significa que Dios se hace presente en el proceso comunitario de liberación. La comunidad se convierte en sacramento histórico del Reino. La espiritualidad se vuelve praxis. En otras palabras, Dios no se manifiesta en la distancia del cielo, sino en la cercanía de un pueblo que se organiza por la vida.

2. Jesús responde con hechos — no con propaganda religiosa

“Vayan y cuenten…las personas ciegas ven, las cojas andan, las leprosas son limpiadas, las sordas oyen, las muertas resucitan, y a las personas pobres se les anuncia la Buena Nueva.” Esta lista es dinamita.

Jesús no presume templos. No presume liturgias. No presume popularidad. Jesús presume transformación concreta de los cuerpos vulnerados.

En otras palabras: El Reino-Comunidad se reconoce por la vida restaurada, no por las instituciones decoradas.

El Reino no es un concepto espiritual; es una intervención histórica a favor de las personas que no cuentan.

Y en Puerto Rico, eso significa: quienes viven en el olvido en caseríos, personas encarceladas, quienes trabajan por un salario que no alcanza, quienes cargan con la falta de vivienda, quienes resisten la austeridad impuesta, las personas lloran a quienes el sistema les arrebató.

3. Por todo esto Jesús reivindica a Juan y denuncia a quienes domestican la profecía

Jesús pregunta a la multitud: “¿Qué salieron a ver? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿Un profeta de palacio?” Jesús sabe que el sistema religioso-político trata siempre de domesticar a los profetas o profetisas. Quiere convertir a Juan en un mascotita espiritual sin filo. Quiere encerrar la Verdad en liturgias sin riesgo.

Pero Jesús dice: “Juan es más que profeta.” Es la voz que rompe el silencio, el filo que corta la mentira, el que anuncia que el Reino no cabe en el statu quo.

En Puerto Rico, esto desenmascara a cualquiera que predique “paz, paz” sin denunciar la injusticia, o a quienes se acomodan en oficinas mientras el pueblo sufre.

4. El Reino-Comunidad necesita voces que pregunten, denuncien y esperen

Juan preguntó, y Jesús no lo regañó. Lo honró. La Iglesia debe aprender esto: La fe que pregunta es más santa que la fe que calla. El Reino-Comunidad avanza cuando las comunidades, como Juan, se atreven a decir: “¿Eres tú, Señor, ¿o esperamos a otra persona?” Es decir: — ¿Dónde está tu justicia? ¿Dónde está tu liberación? ¿Dónde está la vida para este pueblo?

Es por todo esto que en la lectura de hoy de Isaías 11:1-10 el profeta habla de la promesa de un gobernante justo y recto que traerá paz y armonía al mundo, simbolizando la llegada de la era mesiánica.

Mientras que la lectura de Santiago 5:7-10 nos habla de la importancia de la paciencia y la perseverancia ante el sufrimiento, utilizando los ejemplos del agricultor que espera la cosecha y de los profetas como modelos para perseverar con fe firme hasta la venida del Señor.

Conclusión: El Reino ya empezó — pero nos llama a completarlo

Jesús no libera a Juan de la cárcel. Esa es la parte más dura del texto. El Reino-Comunidad está cerca, pero todavía hay cárceles. Por eso el pueblo de Dios en Puerto Rico —y en cualquier lugar de opresión— no puede quedarse quieto.

El mensaje radical es este: Si las personas ciegas comienzan a ver, nosotros y nosotras debemos abrirles camino. Si las personas cojas caminan, debemos derribar los obstáculos. Si las personas pobres reciben la buena noticia, debemos construir justicia alrededor de ellas.

Porque el Reino se ve en cada comunidad que organiza solidaridad, en cada altar que se convierte en mesa para las personas excluidas y oprimidas, en cada denuncia que incomoda a las personas opresoras, en cada acto de misericordia que desafía al imperio.

Bienaventurado y bienaventurada quienes no se escandaliza de un Cristo tan libre, tan humano, tan subversivo. Por todo esto predicamos a un Jesús que nace en comunidades. Amen & Ashé.