Cuarto Domingo después de Pentecostés – Propio 9 – 6 de julio de 2025
2 Reyes 5:1-14; Salmo 30; Gálatas 6:7-16; Lucas 10:1-11, 16-20
Lucas 10:1-20 narra el encargo y envío de Jesús a setenta y dos discípulos y discípulas para difundir su mensaje, demostrando la abundancia de la comunidad-reino de Dios, la importancia de la hospitalidad y el gozo de la salvación.
«La mies es mucha, pero los obreros pocos», nos dice Jesús en el Evangelio de hoy (Lucas 10:1-11, 16-20). Y ambas cosas siguen siendo cierta.
Ahora bien, en este Evangelio ¿qué significa «La paz sea con ustedes»? La palabra paz, usada en ambos sentidos por Jesús en la traducción griega de la Septuaginta del Nuevo Testamento, es eiréné. Es un sustantivo femenino que generalmente significaba «paz, tranquilidad de espíritu; invocación de paz, una despedida judía común, en el sentido hebraico de la salud (bienestar) de una persona». La palabra hebrea que se usaba comúnmente para este saludo, y que aún se usa hoy, era shalom, que a menudo significa hola y despedida.
Por desgracia a lo largo de la historia, hemos visto cómo las naciones se alzan entre sí, los países se desmoronan, los grupos de personas se desvanecen lentamente, las multitudes se muestran hostiles entre sí y los gobernantes buscan despiadadamente obtener más poder. Nuestra situación actual demuestra que nuestro mundo anhela la paz. Sin embargo, seguimos viviendo en un mundo plagado de guerra, crimen y hambruna, y de otras injusticias. Pero no se desanimen. No todo está perdido.
Desde el momento en que Jesús entró en Jerusalén hasta la Última Cena, comenzamos a ver la historia de amor de toda la humanidad. Aquí se prefigura de forma hermosa. Sin embargo, en esos tiempos, la gente estaba perdida, destrozada y con una necesidad desesperada de paz. Jesús fue la fuente de paz entonces, y es nuestra fuente de paz ahora. Hay una garantía de la fidelidad, la bondad y las promesas de Dios envueltas en las palabras: “La paz sea con ustedes.”
Así mismo, la oración de San Francisco, «Hazme un instrumento de tu paz», nos invita a reflexionar sobre nuestra capacidad de ser agentes de cambio. Esto porque si quieres paz vas a tener que luchar por la justicia. Por que sin justicia no hay paz.
Descubrir cómo podemos brindar consuelo, amor y esperanza a quienes nos rodean es un beneficio invaluable que transformará no solo nuestras vidas, sino también las de los demás. ¡Únete a esta hermosa misión de difundir la paz y el amor! La idea de ser un instrumento de paz se menciona en la Biblia en el Salmo 34:14, nos debe animar a buscar la paz y perseguirla:
Vivimos en un mundo marcado por la violencia, la intolerancia y el conflicto, donde la paz parece ser un bien escaso y preciado. En este contexto, es crucial que cada uno de nosotros y de nosotras se convierta en agente de cambio, promoviendo la paz con justicia con nuestras acciones, palabras y actitudes.
Ser un instrumento de paz implica cultivar la comprensión, empatía y tolerancia hacia las demás personas, buscando siempre el bien común y la armonía. Cada pequeño gesto de amor, bondad y compasión contribuye a construir un mundo más justo y pacífico, donde prevalezcan el respeto mutuo y la convivencia armoniosa. Ser un instrumento de paz no solo beneficia a quienes nos rodean, sino que también fortalece nuestra propia paz interior y nos conecta con la fuente divina de amor y bondad. Podemos aplicar el concepto de ser un instrumento de paz en nuestra vida diaria, según la Biblia, practicando la paciencia, la bondad y el perdón en nuestras interacciones con los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús.
Estamos rodeados de ansiedad, polarización, radicalización, división, racismo, sexismo, heterosexismo, clasismo, colonización, tribalismo, etc. Hemos aprendido a lamentar la falta de justicia, pero quizás debamos confesar cómo hemos contribuido a ella. Quizás somos demasiado indiferente para unirnos a Dios y hacer realidad la promesa de la democracia y una comunidad amada. Sé que esa no es nuestra intención. Sé que queremos acertar siempre. Queremos cambiar radicalmente o reorganizar todo el sistema y derribar las viejas estructuras. Sigo proclamando desde el púlpito, los medios sociales y ante muchos otros micrófonos que encarnamos y proclamamos el ordenamiento alternativo de Dios para la sociedad de paz con justicia. La paz genuina siempre requiere la presencia de la justicia.
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También puedes leer todos los sermones del Padre Luis Barrios en la sección de Sermones.